El proyecto comenzó con una petición no convencional de una pareja abierta de mente: dentro de un presupuesto muy ajustado, convertir un garaje sin ventanas de 200 m2 en una casa garaje.
La intervención propuesta pretendía entregar la lectura más clara posible de la estructura existente, haciendo hincapié en su fuerza. Mientras el garaje era descuidado y gris, la casa es limpia y blanca; su materialidad es plana, su luz es abstracta.
Dos generosos baños fueron incluidos detrás de una pared curva, donde antes había una esquina quebrada; las paredes y los cielos fueron pintados blanco y el suelo cubierto con una superficie continua de hormigón pulido; las claraboyas existentes fueron repensadas. Ningún otro cambio se sintió necesario.
Fuente: ArchDaily
Fotos: Fernando Guerra
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